Yeap Ban Har, rector del Marshall Cavendish Institute e impulsor del Método Singapur:
“Para potenciar resultados es importante enfocarse en el desarrollo profesional de los profesores”
Una actitud positiva frente a la materia es clave a la hora de obtener buenos resultados escolares, cree el especialista. Para ello se requiere de maestros que fomenten la exploración conjunta y que estén dispuestos a no estar siempre dictando materia.
Antes de los años 80, pocas cosas hacían destacar a Singapur en el ámbito educativo. Los resultados de las pruebas internacionales no superaban el puntaje que sacaban vecinos como Malasia o Tailandia y los profesores no eran conocidos por realizar clases especialmente motivantes. Sería una reforma lanzada en esa década y extendida a principios de los 90 la que daría un vuelco a la historia.
“Hoy en día los resultados de pruebas como PISA nos sitúan entre las naciones líderes en las áreas de Lenguaje, Matemáticas y Ciencias”, comenta Yeap Ban Har, rector del Marshall Cavendish Institute (entidad de ese país centrada en la formación docente) y experto en el Método Singapur. Es este el sistema que, entre otras cosas, llevó al país asiático a obtener el primer lugar en el examen de Matemáticas para 4º básico en la última prueba TIMSS, reconocimiento que además se repitió en la medición de Ciencias de 8º básico.
El sistema de trabajo que fomenta este método – cuyo éxito le ha valido su exportación a países como Estados Unidos, Inglaterra y Brasil – se basa en el desarrollo de habilidades y la solución de problemas prácticos por sobre la memorización de contenidos o el aprendizaje de fórmulas. Para potenciar el raciocinio se incentiva la labor en equipo y se trabaja con material concreto.
“En nuestras aulas no vas a encontrar alumnos sentados en silencio, sino niños manipulando objetos y trabajando con otros. Las piedras se usan para contar, los pedazos de papel para aprender fracciones y si ves fichas es porque hay alguien tratando de entender sobre álgebra”.
En 2008 se introdujeron textos centrados en la filosofía singapurense en Chile (esos primeros libros eran inglés, idioma que el país asiático usa como lengua para educar) y desde entonces se han ido creando versiones locales en español. Todos cuentan con el apoyo de la editorial Marshall Cavendish Education (MCE). Y aunque en un principio fueron solo los particulares pagados quienes accedieron al sistema, tras un piloto que comenzó hace tres años en 300 escuelas, el Método Singapur también se ha ido expandiendo en los establecimientos públicos del país.
Experimentar
Previo a su arribo a Chile, invitado a participar en el congreso MCE “En la Ruta hacia una Educación de Calidad en Chile”, que se realiza el viernes 4 sábado 5 de julio en Santiago, Ban Har comentó cómo sacar mayor provecho al sistema.
“Para potenciar resultados es importante enfocarse en el desarrollo profesional de los profesores, que bajo esta mirada funcionan como facilitadores del aprendizaje. Los impulsamos a pensar cuidadosamente sobre los problemas que dan a los estudiantes, para que se conecten con sus experiencias diarias, además de darles material que les sirva para resolver y discutir en torno a dilemas. Esto va más allá de repartir información condensada a los alumnos”, explica el especialista.
Su experiencia le ha mostrado que el hecho de que la clase no depende solo de dictar materia, sino que también de dar espacios para que los alumnos exploren, muchas veces molesta a los docentes. “Es bastante más fácil planificar con otros métodos. Vas a clases, recuerdas lo que quieres decir y lo repites”, indica. Por eso, para convencer a los profesores de generar este cambio y dejar que los alumnos piensen y elaboren conclusiones por sí solos, Ban Har sugiere que en universidades y cursos de perfeccionamiento “se les deje experimentar la clase como si fueran estudiantes. Es allí cuando se dan cuenta de que el método resulta más atrayente y entienden por qué es conveniente aprender utilizando materiales concretos, que te dan una mano a la hora de pensar”.
Si se aplica bien, esta fórmula funciona tanto en Singapur como en Chile, cree Ban Har. “Finalmente, los resultados no dependen de la idiosincrasia propia de un país, sino que de lograr que ramos como las Matemáticas no asusten a quienes están aprendiéndolas. Cuando entiendes la materia y la compartes con tus compañeros, empiezas a disfrutar la clase, lo que hace que se vuelva interesante y tengas una actitud positiva al momento de estudiarla”.
M. Cordano, El Mercurio, Lunes 30 de Junio, 2014.